28 de diciembre de 2015

A un pequeño niño constructor


 Y resulta que la vida es aún todo un reto. Un puzle por construir. Resulta que sonrío cuando descubro lo que aún queda por descubrir.

Y es que las sorpresas vienen de una en una. Dentro de una caja de colores puedes encontrar desde un camino difícil , hasta la luna.

Y cuanto más cerca del suelo estamos, más parece que volamos. Y que nos dejen volar sin miedos, sin prisas y sin freno. Que nos dejen ver qué se esconde lo más lejos en el cielo.

24 de diciembre de 2015

Alma de papel

 
Tú, tú que me buscas y ardes,
qué estúpido suena siquiera intentarte.
Y soñar con mundo ideal,
donde el héroe hoy no ganará.

Vuelven los nervios,
los que no me dejan respirar.
Y me despido por la noche,
de las risas enlatadas, del sudor en nuestra espalda.

¿Dónde estás?
Ya gritan los ángeles en el portal.
Y sigo esperando,
cuando me dejo caer por el umbral.

Parar no es una opción,
y ahora despacito tomo una decisión.
Y a a cada paso más cerca del cielo,
intentaré volar sin alas, intentaré reír sin ti.

Y si caigo a quién le importa,
y si sufro qué más da.
No voy a parar,
Y pienso recuperar,
todo lo que quedó atrás.

No dejo que la historia se acabe,
esa es la señal y aquí no está el final.
Y sus besos son las lágrimas.
Y sus caricias son espinas.
Y el silencio... largo y eterno.

Pierdo la cabeza cuando solo ardes.
Qué estúpido suena siquiera hoy amarte.
Y soñar contigo, dormir junto a tu ombligo,
morir despacio y contando tus lunares.

Que vengan tus labios a probar,
esa miel que ya no está,
pero quedan las estrellas,
vacías y sin tacto.

Pequeña sorpresa en una caja negra,
oxidada por el tiempo, desconchada por el viento.
Guardas dentro escrito un papel donde llevas el alma,
como un cuchillo corta y ella sola se rasga.

Parar no es una opción,
y ahora despacito tomo una decisión.
Y a a cada paso más cerca del cielo,
intentaré volar sin alas, intentaré reír sin ti.

Y si caigo a quién le importa,
y si sufro qué más da.
No voy a parar,
Y pienso recuperar,
todo lo que quedó atrás.

No dejo que la historia se acabe,
esa es la señal y aquí no está el final.
Y sus besos son las lágrimas.
Y sus caricias son espinas.
Y el silencio... largo y eterno.

Tranquilo como el sol que no calienta,
y aprendes a vivir como sombra perdida.
Justo cuando la luna más enfría,
y con poca luz se calla.

Y cuando te sueño no estás.
Cuando más te echo de menos
más me quemo y adiós grito.

Me sincero mientras me hundo,
y con mil botes en el mar solo uno llega.
A la deriva de un lugar extraño,
donde un viajero cada día sufre cada peldaño.

3 de diciembre de 2015

De azul


Mira la luna en un momento especial,
ilumina cada parte de su desnudo cuerpo.
Mira la luna blanca y fría sobre el mar,
y una ligera brisa nos hace temblar.

Salen las estrellas y van a caminar,
titilan y despacito sonríen al pasar.
Salen las estrellas con su pausa,
con su velo y su brillar.

Te ríes, y bailas sobre el agua,
y me dejas llegar hacia tu pelo.
Te ríes y me coges entre pasos,
y me pierdo sin pensar.

En una preciosa noche estrellada,
se mueven las algas bajo nuestros pies.
En una única noche mágica,
bailamos juntos hasta romper el amanecer.

Y sin parar, y sin pensar,
hasta dónde podemos juntos llegar.
Y lento, muy lento y con gracia,
a cada paso me pierdo entre sutiles acrobacias.

Y de azul son los ojos que nos miran,
escondidos y sin prisa.
De azul los besos que nos cuidan,
en la noche y en el día.

En un mar ardiente y oscuro,
que se calma con tu voz.
En un mar azul intenso sobre negro,
donde de azul, querida, de azul eres tú.

16 de noviembre de 2015

Qué bien te sienta el rojo


Entramos en un bar y nos vamos quedando solos, tú, nuestras locuras y yo.
Estás preciosa esta noche y lo sabes, claro que lo sabes. Has pensado meticulosamente la forma de mantener mi atención sobre ti. "¿Qué perfume es?"

Mira ahí fuera, el frío empaña los cristales y qué bien sienta estar aquí dentro, piel con piel, mano sobre mano. "Más vino, por favor" Pero bebamos  más lento. Más despacio querida. Dejas el carmín de tus labios en la copa y poco puedo hacer.

Mis nervios están a flor de piel, pero no te lo haré saber y aunque se note estaré callado. En silencio y de puntillas late mi corazón. La puerta choca y el último cliente sale.

Visión nublada a cada trago y gráciles sombras reflejadas en la pared que buscan su mirada, que buscan su boca, que buscan robar un beso sin saber por qué.

Brindamos entre las cortinas de terciopelo, como si alguien nos espiase,  y nos suben los tonos. Un poco más de rojo, un poco más de púrpura. "Qué bien te sienta el rojo".

"¿Y después?" No sé siquiera cómo hubo un después, ni como llegamos hasta aquí… No sé por qué tu perfume está en mis sábanas ni sé por qué no olvido tu mirada. 

1 de noviembre de 2015

En una botella bajo el mar

 
En una botella bajo el mar estaban tus caricias,
en un pequeño lugar donde tus besos empañaban el cristal.
En nuestra botella nos empezamos a quemar,
en nuestra única botella bajo el mar.

Sin ir a más, en un truco final en el cual los latidos empiezan a sonar,
un ritmo frenético está por comenzar y devienen las ansias.
Más cerca, más fuerte. Más cerca y más, más fuerte.
Sorprendidos por una magia que nos desvela un inesperado final,
en un truco donde a cada pulso interior del corazón nace una pulsión.

En una botella que arde bajo el mar, y evapora nuestro tacto,
lo calienta con dulzura, como el sol en la mañana.
Nos arropa con calor y nos da un nuevo aliento,
y nos pide por favor que olvidemos lo malo de aquel momento.

En una botella bajo el mar estaban tus caricias,
un pequeño lugar donde tus besos empañaban el cristal.
En aquella botella donde ardimos sin más,
en nuestra única botella bajo el mar.

14 de octubre de 2015

Punto y final a un pasado martes y 13

 
Punto y final a un martes y 13 que se queda atrás, 
nuboso, lluvioso y silencioso entre caminos.
Los árboles susurran cada gota que cae sobre la espalda 
y se mojan nuestras caras, se rompen nuestras ganas.

La guinda del pastel que comemos en una habitación 
los cristales empapados de vaho, lágrimas y algún despiste.
El gato negro que se nos cruza en el callejón e intentamos evitar, 
pero nos busca, nos encuentra y nos lo hará pagar.

La escalera azul del cielo eterno que sobre nosotros planea cada paso, 
cada instante en un brillo infinito de mapas que nos quedan por trazar.
Un vaivén en un tren que se movía sin rumbo y paró sobre las vías. 
Un tren sin salidas. Un tren harto de idas y venidas y frenos impensables 
y cambios de tono, ritmo y color.


Punto y final a un martes y 13 que por suerte devino en 14...


11 de octubre de 2015

El sol nos pasa a saludar.


  Dragones en la noche que se mueven con sigilo,
entre bocanadas de humo y luces rojas que deslumbran.
Olor a un perfume barato que ahora es difícil de olvidar,
y una música tan alta que no nos deja pensar.

Poco a poco nos vamos volviendo locos, 
y me coges el brazo. Sin dueño rodeas tu cuerpo.
Te digo al oído: Esta noche serás mía y sonríes,
y te mueves, y te acercas y me miras y te gusta.

Tu cuello ya no es tuyo y mi boca ya no es mía.
Sin freno, las lenguas cobran vida en cada esquina.
Pagamos nuestras deudas en la barra con el sudor de nuestra piel.
Los precios van subiendo y dejamos atrás el raciocinio.

Entre paredes y sin salida , cuando ya no quedan fuerzas,
nuestros labios se disparan y perforan nuestra alma.
Cualquier rincón es siempre un buen lugar, pensamos,
y poco a poco el camino se nos hace largo, juntos, de la mano.

Mientras sonreímos y nos dejamos llevar el sol nos pasa a saludar.
Le miramos desde el mar en una barca de madera.
En el horizonte vamos olvidando que mañana al despertar algo dolerá.
Y ahí quedó el vacío entre las sábanas, tu carmín en la almohada,
tu cabeza sobre mi pecho y el dolor de la resaca.

Un abrazo, un beso y una habitación en el más absoluto silencio.
Un domingo al que llegamos por casualidad.
Una casualidad que se hizo luz intensa lanzada contra el cielo
y se fue, poco a poco, perdiendo en el espacio.

7 de octubre de 2015

Será un largo y frío invierno.




Será un largo y frío invierno,
y cuando me busques,
estaré llorando dentro.
Será un largo y frío invierno.

Cuando solo decía: Duerme.
Cuando solo decía: Estaré aquí.
Pero ya no lo puedo decir.
Cuando solo te lo decía a ti.

Entre mis dedos te dejabas caer,
donde sujetamos las noches y algunos días.
Solo duerme entre mis dedos, te decía,
donde aún el tacto de tu piel permanecía.

Será un largo y frío invierno,
y cuando me busques,
estaré llorando dentro.
Será un largo y frío invierno.

Es difícil de buscar, muy difícil
pero lo intento. ¿Dónde estará?
Y no necesito ahora consejos, no.
No me vengáis con inventos.

No hay qué decir, y menos para hacer
no te puedo convencer, ya no.
No hay qué decir , menos para hacer,
y la puerta tras tu esencia se cerró.

Será un largo y frío invierno,
y cuando me busques,
estaré llorando dentro.
Será un largo y frío invierno.

Duerme entre mis dedos, ahora,
Y lo recuerdo.
Duerme entre mis dedos, ahora
y nada ocurre, tan solo me pierdo.

3 de octubre de 2015

Y brindar un poco más.


Me muero por dentro si te veo caminar.
Ligera, etérea, atraviesas el alma sin dudar.
Mi cabeza empieza a volar. Ni lo intentes, ahora es difícil de parar.

Más proximidad, más empiezo a titubear. No te rías de mi.
¿Por qué ese mirar? ¿Qué me dicen esos ojos?, ¿A dónde quieres llegar?
No nos engañemos, disfrutas en este juego donde, a ciencia cierta, tú vas a ganar.

Yo te quiero hablar y qué te cuento. Aún hoy me arrepiento.
¿Dónde nos dejamos el tiempo? Sobre las copas, una tras otra.
Sinceramente, dejo paso a la inconsciencia. Permitid que pierda la razón.

Incontrolables son mis ganas de saltarme cada uno de los pasos.
Ya no sirven ni los consejos de ancianos, ni asambleas de vecinos ilustrados.
Sólo hay ganas de romper el cielo y salirnos del mundo aunque solo dure un segundo…

Antes que callar y mirar tu sonrisa, disculpa, prefiero morderla y morir una noche más.
Y crecerán mis ganas, y crecerán mis ansias pero me regulas con palabras.
Un dedo sobre mis labios me hace callar, y lo acepto. Dejamos paso al silencio.

Aquí, ahora, ni conmigo ni sin ti en ese tira y afloja donde sube el rubor,
y el carmín de tus labios se marca a fuego lento sobre mi cuello. 
No pares, no hay nadie más. Nadie mira ya. Todos duermen.

Y es que nunca desprecié un abrazo oculto entre tus labios.
Y es que tú debes de guardarlos a cuentagotas.
Y es que yo los quiero todos hoy, bailando sobre las sombras.

Ante las centellas de la noche, fugaces, brindamos con champagne.
El sonido del cristal nos parece relajar. Mientras se rellenan las bañeras.
Y te sueltas el pelo. Aquello que nos empuja desde dentro queda fuera.

Pero debí besarte cuando aún pude.
Pero debí olvidarte antes del amanecer.
Pero debí quedarme en casa y no cruzar el portal.

Y quedarme en casa, y brindar un poco más, solo un poco más…

6 de septiembre de 2015

Quizás esté loco


Últimamente siento que el mundo está perdiendo todo el sentido intelectual posible. Antes ya tenía esa sensación pero poco a poco se agrava a cada minuto que dedico a descubrir nuevos focos sociales, más allá de aquellos en los que me siento cómodo y seguro que por suerte aún son grandes e infinitos.

Tengo la sensación de que nos dejamos llevar más por nuestras partes cerebrales poco procesadas y primitivas que por las que al final resultan ser duraderas y significativas. ¿Dónde queda la paciencia? ¿El camino? Esas viejas tradiciones se están perdiendo y ahora sólo se busca aquello que nos dicen que debemos buscar. Sabemos donde ir a mirar y si somos listos hasta podemos averiguar qué será lo siguiente.

Divagamos y caminamos con la preocupación de vaciar nuestro cuerpo de hormonas para volver a rellenarlo sin cuestionarnos realmente qué queremos, qué nos gusta, por qué nos gusta, y qué queremos conseguir a largo plazo. Sí, a largo plazo. Ahora impera el impacto temprano, el corto plazo que al final solo sacia provocando más hambre ¿intelectual?.

A estas alturas ya nadie valora ciertas cosas , ya no se buscan conexiones con nadie, no se escucha y todo se vuelve más ciencia-ficción que nunca. Es triste decirlo pero últimamente tengo la sensación de que una sonrisa vale cada vez menos, una buena palabra o incluso el ser educado.

Pero quizás esté loco ¿Quién sabe?

2 de septiembre de 2015

Justo al atardecer



Vamos a observar entre los espejos de esta habitación lúgubre y sombría como, poco a poco, se expanden las ideas y los rostros se desfiguran al vaivén de los candiles. Las cortinas se descuelgan y ella me sonríe. Aún no sé qué busca. Junto a la ventana está la cama, se sienta. Justo aquí comienza la tormenta.

Prefiero esconderme de los rayos y mojarme con la lluvia. Abrir la cristalera y sacar la cabeza, pero ante ella prefiero callar y acusarme de todo aquello que no supe o pude decir. Me impone,  lo aseguro. Sin duda será un placer quedarme aquí sentado y en silencio, para observar su cuerpo iluminándose con cada uno de los relámpagos; ya perdí la cuenta, y ya casi quedo ciego.

Enmudezco ante ella. De una u otra forma se hace grande y a mi me queda tanto por decir, tanto por hacer, tanto por aprender. La tormenta me ensordece y no puedo más que ceder ante sus movimientos. Hipnotizado, a veces titubeo , a veces hasta tiemblo, pero por suerte me calmo entrelazándome a su mano.

Poco a poco crecen mis ganas de cruzar el umbral donde la angustia se esconde y sólo queda su paz. Poco a poco, esta tormenta crece y nada la puede parar. ¿Y ahora por qué iba a querer despertar? Ahora que no estoy aquí contigo, ahora que tú vas dando vueltas sobre otras camas, en otros lugares, dime, ¿Dónde estás? Ahora que la tormenta ya no existe y ya ni recuerdas qué o quién soy.

Lo que sucede tras la puerta y mientras yo me desgañito a cada instante, muy poco te importa. Y mientras, a cada paso en falso mi voz se destroza e incansable, ningún efecto en ti sucede y todo esto cada silenciosa tarde, augurando una larga noche, sí me entristece.

 Hoy por fin lloré y mis párpados, con los recuerdos, humedecieron el cuello de mi camisa, y tú ya no estabas ahí. Asustado y acurrucado junto a la ventana, sobre aquella cama, me escondí. Casi me salto mis normas, y juro que lo intenté mil veces, me prometí no ceder. 

Hoy , bajo los mismos rostros desfigurados , las cortinas rasgadas y la agitada luz de los candiles me dije al oído, justo con la calma, justo al atardecer, justo con la luz rojiza de las tardes de septiembre:  

Hey, descansa, septiembre sabe empezar.

20 de agosto de 2015

Cielos celestes



Esas luces que nos alumbraban ayer hoy se apagan lentamente. Ya no brillan con la misma intensidad y poco a poco nos abandonan a nuestra suerte. Una sombra intensa crece cada día más y se vuelve todo oscuro. 

Ayer eras tú quien sujetaba mis manos para saltar al otro lado del río, y eso me ayudaba a descubrirme tal y como yo quería verme. Yo atendía cual alumno en una clase de infantil. Todo allí es nuevo, es seguro,  y a cada minuto el universo se expande y llena de conexiones y emociones que jamás volverán a repetirse en una mente en constante movimiento.

Ayer tú y yo éramos un juego de niños que compartía risas en el jardín, tumbados sobre sobre la hierba y mojándonos el pelo. Hubiéramos, juntos, navegado mar adentro y sin pensar. Escalado las montañas más altas para alcanzar un trozo de ese cielo tan celeste. Hubiéramos acampado justo en aquel lugar donde las palabras pierden su sentido y solo los besos significan más por cada instante.

Sobre nuestras cabezas hoy se posa la incertidumbre de un cielo al que, al final, no le robamos el color y sentados por separado, cada uno donde le corresponde, miramos hacia las montañas infinitas desde el suelo y hacia ese mar más peligroso de lo normal. Qué decir, al final nos echamos para atrás en este juego que parecía no tener final.

Hoy no somos más que sombras deambulando en un entorno hostil y sujetos al misterioso futuro. Perdidos , quizás, y pensando más allá de lo que realmente somos capaces de soportar.

A través del espejo


Esta vez no voy a echarle las culpas al pequeño conejo blanco que se coló en mi cabeza un domingo por la tarde, y a base de cerveza nos pusimos al día. Él no va a cargar con esto hoy, sólo debía escuchar, trago tras trago. Y nos pusimos a charlar. Cogidos de la mano, no lo pensé dos veces y me lancé al vacío sin saber más.

Y nada me importó.

Con toda su buena intención, sólo quiso guiarme a través de los caminos que separan los tópicos típicos ocultos en la maleza de la sociedad. Caminamos hacia aquel lugar donde la falsa realidad , poco a poco, se despeja y esa bruma espesa se difumina mostrando el auténtico camino que, aunque rodeado de espinas, es más seguro atravesar que rodear, pues es la mejor y más adecuada forma de comprensión, frente a la creencia ciega vendida y envasada en tubos de rayos catódicos, aptos para todos los públicos.

Caminamos confiados y apoyados, brazo sobre el hombro, y con más rasguños de los deseados al caer, repetidas veces, debido al cansancio, sobre las púas. El silencio nos acompaña desde que salimos. Siempre ha estado presente este molesto agosto en el camino que , poco a poco, se hacía más y más angosto, y que fue marcando nuestras frentes a fuego lento, por el calor bochornoso. Arriba, un sol risueño ajeno a nuestros planes, ajeno a nuestra meta, ajeno a nuestro cambio, que nos mira sin importarle nada y se ríe ante cada intento, ante cada fracaso, ante cada paso en falso. Cada vez se volvía todo más difícil y el final aún está lejos.

La noche nos avisa con susurros de su llegada, y el camino de las luciérnagas se ilumina, el canto de los grillos aumenta y se vuelve ensordecedor, la luna comienza a desnudarse y las estrellas nos miran con ojos hambrientos, como esperando a que caigamos rendidos para devorarnos en el más absoluto sigilo.

Ahora comprendo que hacia este horrible lugar Alicia no quiso mirar, y por ello y sin saberlo, el conejo blanco, perdido en alcohol, quiso que yo lo viera. Aquel camino recto, intenso, forzado, ecuánime y basado en la eterna pregunta sin respuesta. El camino infinito que nos va rasgando las ropas y que poco a poco nos desnuda y seca el lagrimal, haciéndonos sentir cada vez más perdidos y con ganas de escapar. Todo para darse cuenta que vivimos rodeados de paradigmas abrasantes que nadie va a parar a pensar.

3 de agosto de 2015

Blue Moon.

 
La noche más preciosa que jamás se haya podido observar. La luna, radiante, hermosa y a penas unas pocas nubes que la arropan y la acompañan en la noche. Su luz atraviesa mi ventana, iluminándome la cara y dejándome pensar libremente, sin barreras, tal y como a mi me gusta hacer.

La noche más perfecta pone puno y seguido a una historia en Reino Unido. Sin duda, bonita pero corta. Y cuando más empezaba a acostumbrarme, pon tus alas a volar y cambia de lugar. Se quedan atrás cosas que me hicieron cambiar, amistades casi a mitad y otras a punto de empezar y ¿Quién sabe si volverán? Haremos lo posible por que así sea y un "Hey, nos volvemos a encontrar ¿Qué tal te va? ¿Qué tal te fue? ¿Qué tal te irá?".

Esta noche, esa luz ilumina un viaje de regreso con una mochila llena de momentos. Qué bonita noche y así la recordaré, tal y como fue. Con su sabor a Tailandés. Efímera como el conejo blanco al que, sin dudarlo, comencé a seguir sin preguntar dónde demonios irá... ¿Taiwan, Hungría, Canadá, Escocia, Venezuela o mi hogar? ¿Y dónde queda mi hogar?

Ojalá pudierais ver lo que yo veo, sentir lo que yo siento. Esta perfecta noche iluminada, silenciosa tras mi ventana.

29 de junio de 2015

Spread your wings

 
Es hora de cambios de nuevo, y es que cada cierto tiempo vuelven las ganas de alimentar ese mundo interior que adelgaza con los entornos tan poco abiertos que nos rodean. Esa falta de apertura mental es soportable hasta que nos destruye, casi sin darnos cuenta y en un silencioso ir y venir de frases, de esfuerzos inútiles, de líos y de actos propios y ajenos, de unas u otras personas. Detalles, detalles pequeños que se suman a la salud del alma y la arrancan de nuestro dominio para pasar a ser pasto de los cuervos. Llegados a estos puntos los cambios de aires no vienen tan mal, sobre todo cuando este aire ya es tan denso y está tan viciado aquí dentro, que no es sano respirarlo.

Las ganas de romper con lo habitual crecen. Conocer ese mundo misterioso, un mundo que se oculta fuera de la cárcel de siempre. Cuatro paredes tan carcomidas por los propios pensamientos de las tardes de otoño, de las tardes de invierno, de las tardes de primavera pero no... huiré de las tardes de verano. Huiré de esas ideas extrañas que nacen en la prisión y destruyen con agresividad cada palmo del alma frenándome  y evitando que siga caminando con más seguridad y más decisión.

Es ella, el alma, la que necesita cobijo y protección, y vamos a protegerla a nuestro modo. Y en el camino, en busca de esa seguridad te das cuenta de que lo más seguro en este mundo sólo eres tú y tu maleta... y lo que dejas atrás, siempre se transforma, al igual que tú hacia el futuro.

Y ella me pregunta que si tengo miedo y respondo la verdad. Siempre tengo miedo, él me indica que aún sigo vivo y aunque dé miedo hacer tal o cual cosa, vivir es el objetivo. Cuanto más vives más temes ya que más conoces y tened por seguro que la recompensa a ese , por así llamarlo, buen temor a lo inesperado, merece cada vez más la pena. 

El calor se va, más o menos tiempo, ¿quién sabe? Y cuando hablo de calor me refiero a muchas cosas, ya no solo el clima.

 "Tú sabes que puedes ser mejor, siempre mejor. Abre las alas y hazlo... hazlo porque eres un hombre libre."

23 de marzo de 2015

A mi amor finito y el dolor parejo.

Estabas ahí, me acuerdo... ahora camino buscándote por cada esquina aunque sé que ya no vas a aparecer más. Fiel a mi, sé que no podré perdonarlo, y me revienta saber que siempre estará en mi, en mi cabeza, en mi corazón, en mi alma... esa intensidad que odio... esa intensidad que me mata y me ahoga.

Me sonreías cada mañana al despertar y podía verme feliz, podía verme a mi, libre, como siempre quise estar, con todo y lo conseguí, alegre e inmortal... Un Superheroe destruido y roto en mil pedazos. Ahora qué, ahora qué... ahora se fue... de ti se fue y no volverá. Me siento solo e indefenso, ahí fuera solo hay dolor... con un nudo en el estómago y con ganas de llorar pero no puedo.... No puedo... no puedo más.

Busco como un loco un abrazo, alguien que me sujete por un momento para no caer al suelo... solo quiero flotar una vez más y no sé dónde ir... no sé a quién mirar, solo me quiero esconder, un día más por favor... no pido más.

Por no saber no sé ni estar aquí, sentado... escribiendo cuando no quiero escribir, sintiendo lo que no quiero sentir... muriéndome por dentro y sin ti... y otra vez, otra maldita vez aquí.

Aquí escribo. A un amor finito cuando más infinito pareció. A una esperanza marchita cuando la primavera entró. A un árbol marchito cuando parecía florecer. A un saxofón oxidado por las lágrimas. A un alma joven, inmadura, escondida, pequeña, muy pequeña, frágil aunque parezca comerse el mundo. A una casa vacía en un domingo aburrido. A un dolor extraño de rabia en la distancia, que no reconozco, que no me pertenece, que no quiero, que no necesito, que está y no puedo evitarlo... está.

19 de marzo de 2015

Aquí seguimos...

Aquí seguimos... Algunos sin parar , paralelos, individuales, inconscientes. Aquí estamos, ocupados y sin tiempo, otros sin ganas. Algunos han desaparecido en el camino, otros nuevos vendrán, otros quedan y muchos cambiarán pero otros, otros jamás cederán a nada. Siempre fieles.

Aquí quedamos, aquí crecemos, obligados y por causas naturales. Forzados por todos los costados. Muchos cegados por la biología, otros cegados por la razón, otros sordos por el ruido de la ciudad y otros dormidos por la tranquilidad de la naturaleza. Siempre obligados y aunque no queramos, la vida se encargará de ordenarnos.

Cargados de razones aunque fieles a nuestras debilidades. Siempre ciegos y sordos. Siempre con motivos infinitos y suficientes y olvidando que más bien somos poco. Humanos, débiles, pequeños , inestables, sensibles y siempre equivocados.